LES, REFLEXIÓN - PROFETIZAR DE NUEVO

LES, Reflexión Jueves 01 de mayo.
Hoy reflexionamos en el capítulo 10 de Apocalipsis.
Apocalipsis 10 muestra a un ángel poderoso con un librito abierto en sus manos (10: 1). Este ángel tiene los pies sobre el mar y sobre la tierra. Esto hace referencia al hecho de que el mensaje abarca la totalidad del mundo.
El hecho que este ángel tenga un “librito abierto”, nos muestra que este capítulo está conectado con el libro de Daniel 12: 4. Donde el ángel le dice: “Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin”. El contexto de est texto, esta centrado en la profecía de Daniel 8: 14, que profetiza la profecía de las 2300 tardes y mañanas, donde el santuario sería purificado.
Ese tiempo profético finalizo en el año el 22 de octubre 1844.
Antes de este cumplimiento Guillermo Miller estudiando las profecías concluyo que en esta fecha Cristo regresaría a la tierra y daría inicio a su reinado eterno. Este mensaje fue dulce como lo dice Apocalipsis 10: 9, quizá muchos contaron los días para experimentar la llegada de Cristo. Sin embargo, El 22 de octubre de 1844, no llegó Jesús, y se tornó una experiencia amarga lleno de frustración.
Después de la experiencia de amarga, Dios permitió que entendieran que en esta fecha Cristo ingresaba al lugar santísimo del Santuario Celestial para iniciar su ministerio intercesor en favor del mundo.
Por lo tanto, el ángel le ordena “es necesario que prediques otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes” (Apo 10: 11). De este modo surge el movimiento proféticamente el movimiento adventista con la misión de predicar el evangelio “en todo el mundo”.
¿Cuál es la lección para nosotros?
Jesús está intercediendo por todos aquellos que se acercan a Jesús en busca de perdón y misericordia.
El surgimiento del movimiento adventista no fue casualidad, sino cumplimiento profético.
aférrate a las promesas reveladas en las profecías que pronto los reinos de este mundo serán erradicados sin que quede rastro de ellos y serán reemplazados por el reino eterno de Dios.
¿Ser parte de este reino no debería ser nuestro mayor anhelo?